Mi blog...
Estimados Navegantes, espero disfruten la visita por "mi esquina literaria" que también tiene otros temas que pueden ser de su interés. Mis saludos.
miércoles, 12 de diciembre de 2012
Constanza
sábado, 1 de diciembre de 2012
Sin dirección
sábado, 6 de octubre de 2012
La extraña enfermedad
jueves, 20 de septiembre de 2012
Del amor hacia el fin
De la habitación contigua salió corriendo un perrito raza Beagle quien no dejaba de mover la cola al escuchar su nombre. El pequeño animalito se fue directo hacia el hombre, y de un salto estaba en sus brazos. Él le dio la espalda a la mujer y ahora se dirigía hacia su vehículo.
jueves, 17 de mayo de 2012
Un simple espectador
A veces pasa gente que conocí en mi anterior vida, y de las otras previas también. Es que soy un árbol y como estoy enraizado en la madre tierra, todo ese recuerdo está conmigo porque estoy conectado a ella y ella todo lo sabe. Hace unos días descubrí a la que era mi mujer en mi anterior vida caminando por esta esquina. Se detuvo, encendió un cigarrillo y respondió un llamado telefónico. Escuché su voz de esta vida y me pareció la misma de aquella cuando fui su marido. La nostalgia embargó mi alma y quise bajar mis ramitas para poder abrazarla, hablarle sobre lo mucho que la he extrañado, lo mucho que la he querido y lo feliz que sería de volver a estar a su lado. Sin embargo, me fue imposible, tuve que mantenerme en mi lugar y sólo observar. Un simple espectador.
lunes, 5 de marzo de 2012
El saludo
Arregló prolijamente su cabello frente al espejo. Lamentó mucho que esa mañana no se hubiese aplicado gel para poder dominar esos rizos rebeldes que sobresalían y se dejaban caer sobre su frente. Estiró su camisa una y otra vez y pensó en su sonrisa. Quería detener el tiempo y no alejarse cada vez que ella aparecía en su camino. No obstante, pasaba por su lado temeroso, aún cuando ella al verle siempre le sonreía. A veces él se preguntaba la razón de que por qué esa reacción de la muchacha, tal vez había algo que él no sabía que ella podía ver y que le producía ese efecto. Sin embargo, él deseaba provocar mucho más, tal vez llamar su atención hasta escuchar un profundo suspiro proveniente desde su corazón. Ese sonido era inconfundible en sus oídos y creía haberlo reconocido en ella en más de alguna oportunidad.
Tomó su cepillo de dientes y escobilló con cuidado, quería poder lucir su sonrisa sin temores, así que repasó una y otra vez. La frescura del agua en su boca le hizo imaginar lo que se sentiría besar sus labios. Tal vez esa misma sensación fuese la que él experimentaría. Quería pensar que así debía ser y que algún día ese anhelo llegaría a concretarse. Mientras tanto observaba su rostro y se repetía frente al espejo que todo era posible, así que respiró profundo y arreglándose el cuello de la camisa por enésima vez, salió del baño en dirección a la barra.
Ella se peinó el cabello frente al gran espejo del baño de damas y lo recogió en un simple moño. En su trabajo no se permitía tenerlo sobre la cara y los hombros, así que debía ser muy detallista en la preparación antes de comenzar su turno. Estiró su vestido negro y ajustó el nudo de su pequeño delantal blanco. Suspiró profundo y se dijo que el día pasaría rápido.
Puso en su bolsillo la libretita para tomar apuntes, repasó el contorno de sus labios con un labial rosado y luego de mirarse por última vez buscando si estaban todos los detalles ya cubiertos, salió por la puerta en dirección al restaurante.
Un ruido de vasos al voltearse sobre la mesa hizo que ella mirara hacia la barra. El se encontraba limpiando su propio desastre y se dio cuenta que ella ya había cogido otro trapo y le ayudaba a limpiar. Su corazón latía con violencia y le costaba respirar. Sus piernas flaqueaban y creía que en cualquier momento caería sin poder sostenerse más de pie. No quiso levantar sus ojos para poder concentrarse en lo que estaba haciendo, comenzaba a sentir miedo de no ser correspondido. Apretó los labios para no dejar escapar sus pensamientos y decidió no pronunciar palabra.
Sin embargo, el movimiento circular de la limpieza de ambos los llevó a encontrar sus manos sobre la mesa. Ella levantó sus ojos y él se sintió observado. Se atrevió a levantar los de él y se quedaron mirando el uno al otro por varios minutos. El resto del personal seguía sus labores habituales yendo y viniendo de un lado para otro y sin reparar en esa conexión romántica que barman y mesera estaban experimentando en la barra del local.
Era el momento tan esperado por él, por fin estaban haciendo contacto visual y en cosa de segundos ella le sonreía nuevamente.
-Hola – saludó por fin él casi sin parpadear.
-Hola – respondió ella sin dejar de mirarle.
La emoción agolpándose en su pecho al escuchar esta simple palabra proviniendo de sus labios brillantes y rosados hizo que se le acelerara más el corazón y por fin dibujó una sonrisa en su rostro.
FIN
jueves, 2 de febrero de 2012
Passiflora
Me llamo Passiflora, vivo en una tienda donde se venden plantas y debo confesar que no es sencillo ver diariamente a la gente caminar de aquí para allá y observar sus propias historias personales. Cada vez se hace más difícil superar la curiosidad que me invade cuando les escucho. Pero mi sensibilidad de planta es tan aguda que a veces leo sus pensamientos, sobre todo si los miro a los ojos. Fue así que me enamoré de él.
Vestido de traje, corbata y siempre apurado en las mañanas pero tan tranquilo y relajado en las tardes, él era un extraña combinación que atrapó mi curiosidad. Me quedé inmóvil siguiendo sus pasos la primera tarde, fue tan extraño porque creo que se quedó mirándome un buen rato antes de seguir su camino. Ahí pude ver sus ojos claros y me quedé embobada con su brillo y esa expresión en su rostro que no había visto hasta ese momento… como si él supiese algo que los demás no sabían… ¿quizás que yo los observaba?
Los días que continuaron fueron siempre igual, apurado en las mañanas pero con ritmo reposado y casi contemplativo en las tardes. Me era imposible entender cómo él podía transformarse tanto en un par de horas. Era como si el hombre de las mañanas fuera otro pero me encantaba el que era en las tardes. Por eso cuando pasaba, abría mis brazos lo más que podía para que me viera en todo mi esplendor, moviendo mis hojitas al ritmo del amigo viento. El siempre se detenía a observarnos a todas las plantas antes de continuar su camino, pero cuando sus ojos se detenían en mí, casi podía sentir mis raíces querer salir del macetero que me sostiene, y transformarlas en piernas para poder seguirlo a donde fuera… es que creo que él podía ver más allá de mi esencia de planta.
Al quinto día pasó apurado como siempre, sin embargo, se detuvo unos segundos frente a mí, tocó mis hojitas y me acarició con ternura. Le miré tímidamente y él me sonrió. Se levantó y retomó su camino. Pero me hizo tan feliz, no le era indiferente, me veía y yo existía para él. ¡Qué felicidad!
Esa misma tarde me compró a mi dueña, quien me envolvió en un delicado papel de color lila y puso una cinta alrededor de mi macetero. El se veía tan bello y yo no daba más de felicidad. Me iría por fin con él porque ahora yo le pertenecía.
Llegamos a una casa de murallas blancas y rejas verdes. Tan pronto él abrió la puerta, se asomó una mujer a recibirlo. El estampó un beso en sus labios y me entregó a ella con soltura. Me sentí traicionada, ¿cómo era posible que me regalara así? Me dieron ganas de llorar y dejarme caer de sus manos para demostrar mi ira y mi dolor, sin embargo, no tuve ayuda de mi amigo viento y nada pude hacer. Así que me resigné a ser feliz con sólo verlo.
Diariamente esperaba que él llegara a la casa. Me habían puesto en un costado de la terraza, cerca de la ventana de su habitación. El salía a verme en las mañanas antes de irse y en las noches cuando volvía de su trabajo. La misma dinámica que ya conocía de él, en las mañanas siempre acelerado y en las tardes en otro estado, más pausado. Me encantaba el de las tardes, era más armónico con mi vibración y sentía que podía leer más en él. Adoraba esos momentos donde él se sentaba a mi lado a leer sus libros o a hablar por teléfono con sus compadres, me sentía parte de su espacio íntimo, a ese que no entraba cualquiera.
Un día lo vi hacer sus maletas y me asusté muchísimo. Ella le gritaba constantemente hasta que él salió de la casa con sus pertenencias… por suerte entre esas estaba yo. Subimos al auto y él golpeó con violencia el volante y comenzó a sollozar sobre él. Hice mi mejor esfuerzo y estiré mis brazitos para poder tocarlo y darle un poco de apoyo en esos momentos que parecía que todo se caía en su mundo. Sólo conseguí tocar su chaqueta pero creo que él no lo notó.
Esa noche me puso cerca de su velador y me habló por horas. Lo mejor fue cuando de sus labios salieron las siguientes palabras:
-Mi querida Passiflora, eres lo único que tengo en este mundo ahora.
Entonces me sonrió y me sentí de nuevo como cuando pasó por la tienda aquella mañana. Esta simple planta no le era indiferente, me veía y yo existía para él. ¡Qué felicidad!
Porque el amor no es exclusivo del ser humano, dedicado a todos los seres que pueden experimentarlo...
domingo, 29 de enero de 2012
La venganza
Frente a Tadeo había un joven mucho más grande que él en tamaño y en edad, el que le miraba desafiante y en posición de ataque.
-¡Vamos! ¡acá te espero! ¿no vas a hacer nada al respecto?
El muchacho seguía limpiando sus cuadernos y no respondió a la provocación verbal.
-¡No puedo creerlo! ¿Qué es lo que ve ella en ti? No veo que tengas algo fascinante ni nada por el estilo. Ni siquiera eres valiente… ¡eres un pelmazo! ¡un bueno para nada! ¡no tienes ni una gracia!
Tadeo le miró unos segundos y sin decir palabra alguna, se dio vuelta y salió de su vista.
El otro muchacho le miraba sin dar crédito a sus ojos.
-¡Se los dije! ¡es un cobarde! Ni siquiera luchó. No necesito conocerlo más para darme cuenta la calaña de tipo que es ¡no vale nada!
Las risotadas de los acompañantes del agresor de Tadeo fueron estruendosas. El muchacho ya había desaparecido de sus vistas pero sintieron la necesidad de marcar la burla aún más fuerte, por si andaba cerca o escondido detrás de algún pilar.
El grupo de jóvenes entró en el casino y siguieron la fila de las bandejas para sacar sus respectivos alimentos. Una vez sentados en sus mesas, siguieron comentando sobre lo sucedido y de cómo era posible que un tipo así impresionara a alguien.
De pronto, el agresor de Tadeo sintió que lo tomaban por el cuello y lo tiraban al suelo. De espaldas pataleaba y pedía ayuda a sus acompañantes que lo miraban impresionados y sin entender lo que sucedía.
-¡Ayúdenme! Algo me está tirando del cuello.
-Pero no vemos nada… ¿qué te sucede?
Repentinamente un segundo también cayó al suelo y se quejaba de lo mismo.
Los otros se asustaron y se levantaron de la mesa, la que empezó a vibrar con violencia. Los alimentos comenzaron a revolverse entre las bandejas y una de ellas salió volando y fue a dar a la cabeza de uno de los que se habían levantado de la mesa. Al ver esto, dos de ellos comenzaron a correr, uno se tropezó de la nada y cayó al suelo siendo arrastrado por el piso hasta llegar a la mesa donde todo sucedía. El otro alcanzó a llegar hasta la puerta y de pronto sintió que lo tiraban de un brazo, comenzó a gritar desesperado pidiendo ayuda, mientras el resto de las personas que estaban en el casino no podían creer lo que veían. El agresor de Tadeo logró liberarse de lo que lo sostenía en el suelo y se levantó, comenzó a correr y de pronto sintió una fuerza grande que lo levantó y lo lanzó hacia afuera del casino, cuando logró ponerse de pie gritando despavorido, volvió a sentir esa fuerza extraña que nuevamente lo levantó y lo arrojó contra la pileta del patio de la universidad. Ahí se quedó unos minutos tratando de calmarse para luego salir de ahí desorientado, se arrastró un poco hacia afuera y levantó la cabeza.
Todas las personas en el patio de la universidad lo observaban atónitas. El no podía creer lo que había sucedido, no había explicación lógica para todo eso.
Levantó la vista del suelo y varios metros más allá estaba Tadeo. El muchacho agresor sintió un tremendo escalofrío que recorrió su cuerpo al verlo.
Tadeo le miraba con expresión de satisfacción y le sangraba la nariz. Eso no parecía importarle ni molestarle porque se limpió con su manga y en un abrir y cerrar de ojos, Tadeo ya no estaba ahí, sino que a su lado. Se agachó y le tendió la mano para ayudarle a levantarse.
El muchacho agresor comenzó a tiritar de miedo y no quiso aceptar su ayuda.
Tadeo se encogió de hombros, sonrió y antes de alejarse tranquilamente, le dijo:
-Eso se llama telequinesis… y ahora dime, ¿cuál es tu gracia?
domingo, 1 de enero de 2012
Quisiera
Libre quisiera ser de estos pensamientos esclavizantes, que me atacan noche a noche privándome de las horas de descanso y de la posibilidad que me entrega el universo de soñar contigo. De imaginarte a mi lado tal cual te veo, cercano, real, sonriente y tranquilo. Y entonces me digo, ¿pensarás realmente en mí o sólo lo imagino?
Quisiera no sentirme morir cuando abandonas la habitación para no volver a verte hasta el día siguiente. Imaginar tu presencia lejos de mí, se vuelve una agonía constante. Las horas se tornan oscuras y tediosas, pero luego apareces de nuevo, me sorprendes y todo lo olvido. ¿Será que me extrañas tanto como lo ansío?
Temeraria quisiera ser y no dudar por un segundo en llegar hasta ti y estampar en tu rostro un beso. Sentir la suavidad de tus manos y perderme en el brillo proveniente de tu mirada de fuego, esa misma que me das cuando paso a tu lado y en silencio. Minimizar la distancia entre nosotros y sentir que invades mi espacio con tu risa y encanto. ¿Sentirás tú ese mismo anhelo?
Valiente quisiera ser y no quitar mi vista de tus ojos cuando los encuentro en mi camino, no pensar en el rubor de mis mejillas ni en tu expresión triunfante al notarlo. ¿Será que lo haces porque te das cuenta de mi gran lucha interna y te sientes feliz de haberme vencido?
Quisiera aún más tantas cosas...
Tus palabras emitidas con soltura, frases completas con sujeto y verbo, más que monosílabos, sentir que te sientes confidente y que dejas fluir tus sentimientos hacia lo que nos hace suspirar diariamente... Que abras tu corazón y te dejes guiar por él.
Que avances dos pasos y no retrocedas tres, dejándome confundida sin entender la razón de tu inconstancia.Que no hubiese interrupciones en esos momentos en los que nos conectamos expresando lo que nos emociona de la vida, minutos cortados que nos dejan un sabor amargo y frustrante al no poder explayarnos.
Que atraparas mi mano al pasar buscando prolongar el encuentro improvisado... Que no lo pensaras tanto antes de ejecutarlo.
Que no huyas de mi cuando me siento más fuerte y reclamo tu atención, evitando así no sentirme valorada... Abandonada a mi suerte como si no te importara.
Quisiera que dieras el primer paso y cruzaras el puente que hay entre nosotros, día a día llego hasta la mitad y te saludo, esperando que en algún momento dejes atrás lo que te detiene y corras hacia mí, me sonrías, me abraces y me digas lo que sientes, lo que pasa por tu mente, lo que hay en tu corazón y lo que significo en tu vida.
Quisiera dejar de especular e imaginar, para así vivir y descubrir juntos lo que nos sucede... Sin temores, sin prejuicios, sin diferencias, conocernos, aceptarnos y fluir hasta reencontrarnos en nuestra esencia... Eso quisiera.
FIN
***********************************************
Para aquel que también quisiera...