Mi blog...

Por fin me he decidido a crear mi propio blog. Fue un paso difícil, principalmente por razones de tiempo pero ya estoy en la red. La finalidad de este espacio es compartir mis escritos y hacer comentarios respecto de lo que quiero expresar.

Estimados Navegantes, espero disfruten la visita por "mi esquina literaria" que también tiene otros temas que pueden ser de su interés. Mis saludos.


jueves, 17 de mayo de 2012

Un simple espectador

Sacudo mis ramas y me parece una eternidad. Caen las hojas de mis brazos más altos y me pongo a observar el cielo. Está más azul que nunca y las nubes lo cubren pero lo liberan constantemente… el viento me hace danzar un poco, mas no logro despegar mis raíces de la tierra. Es la vida que me ha tocado en esta vuelta y de verdad que no puedo quejarme. Es que ser un árbol tiene sus ventajas también. Siempre observo a la gente caminar nerviosamente de un lado a otro, acarreando bolsos pesados o bien esclavizados de sus teléfonos y del reloj. Qué momentos estresantes he presenciado. Bocinazos interminables, molestos e histéricos de miles de conductores que perdieron la paciencia. Gente desesperada por subirse a las micros, otros en éxtasis observándolo todo… la verdad es que da para mucho.

Si les contara mi historia anterior, no me la creerían. Era un ser humano, caminaba por las calles al igual que ustedes, pero hace mucho tiempo ya de eso. En esa época no había vehículos de transporte como ahora y la ciudad en la que vivía era un pueblo en el campo. Era un hombre sin comprender mi realidad del todo. Creía en la riqueza, el poder, la ley del más fuerte. Me desviví tratando de darle un bienestar a mi familia, pero a costa de mi propia salud. Fue así que partí muy joven. Mi mujer sufrió demasiado con mi muerte. Quedó totalmente abandonada y no duró mucho tiempo sin mí. Enfermó y falleció un par de años después.

Esta vida de árbol me ha servido para entender tantas cosas. Como no puedo darme el lujo de salir caminando por ahí, observo con detención a las personas que pasan a mi lado y siento lo que ellas llevan dentro de sí. Es impresionante cuánto puedes sentir de alguien que nada dice pero que lleva un mundo interno consigo a todos lados.  He aprendido a leer expresiones faciales, movimientos corporales, formas de respirar… el ser humano es tan complejo, pero finalmente uno aprende mucho de ellos. 

A veces pasa gente que conocí en mi anterior vida, y de las otras previas también. Es que soy un árbol y como estoy enraizado en la madre tierra, todo ese recuerdo está conmigo porque estoy conectado a ella y ella todo lo sabe. Hace unos días descubrí a la que era mi mujer en mi anterior vida caminando por esta esquina. Se detuvo, encendió un cigarrillo y respondió un llamado telefónico. Escuché su voz de esta vida y me pareció la misma de aquella cuando fui su marido. La nostalgia embargó mi alma y quise bajar mis ramitas para poder abrazarla, hablarle sobre lo mucho que la he extrañado, lo mucho que la he querido y lo feliz que sería de volver a estar a su lado.  Sin embargo, me fue imposible, tuve que mantenerme en mi lugar y sólo observar. Un simple espectador.

El cielo me mira cual amigo inseparable, sabe que lo busco cuando me supera la observación terrenal y me baja la nostalgia. Me apoya con su gama de colores claros e intensos según la hora del día. Me dejo mecer por el viento y me digo: soy un árbol, ya nada puedo hacer y nada tengo que hacer... sólo ser un árbol, y esa enseñanza quiero recordar para mi próxima vuelta, vivir y ser lo que soy.

FIN
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Para todos los árboles que alegran mi camino a casa