Mi blog...

Por fin me he decidido a crear mi propio blog. Fue un paso difícil, principalmente por razones de tiempo pero ya estoy en la red. La finalidad de este espacio es compartir mis escritos y hacer comentarios respecto de lo que quiero expresar.

Estimados Navegantes, espero disfruten la visita por "mi esquina literaria" que también tiene otros temas que pueden ser de su interés. Mis saludos.


lunes, 8 de febrero de 2010

Leopoldo

Manejaba por la autopista a velocidad permitida. Miraba por el espejo retrovisor y no veía muchos vehículos a su alrededor. Sabía que oscurecía y aún tenía mucho que hacer.
Ring en el teléfono.
-Leopoldo, tenemos que hablar.
-¿Qué sucede?
-Raimundo necesita un buen psicólogo, el niño no está adaptándose a todo esto y no podemos permitir que siga pasando por tantas presiones.
-Tita lo siento, no puedo hablar ahora, voy manejando.
-Típico de ti, Leopoldo, nunca tienes tiempo para nosotros. - y el sonido del bip final descompuso su cara.
Un vehículo blanco se aproximó a gran velocidad y Leopoldo se puso nervioso. Se le había apretado el estómago con la conversación recién sostenida.
Ring otra vez.
-¿Aló?
-¿Papi?
-Mundito! hola hijo, ¿qué pasó?
-La mamá está llorando...
-No, hijo, no te preocupes, ya se le va a pasar.
-¿Papi?
-Dime.
-¿Me llevas a pasear al zoológico el sábado?
-Claro mi niño, claro -respondió
-¿Y podemos llevar a la mamá para que se le pase la pena?
-Uhm... bueno, podemos llevarla si ella quiere ir.
-Le voy a decir. Chaolín.
-Chaolín, hijo.
Silencio en el vehículo, sentía falta de algún ruido ambiente que le acompañase y le hiciera sentir mejor. Encendió la radio y mientras buscaba el dial volvió a escuchar el celular que llamaba. Respondió con su manos libres nuevamente.
-¿Aló?
-Leopoldo, hijo, menos mal que me contestaste.
-Mamá, ¿qué pasa?
-Nada grave, tu papá no más que no quiere tomarse el remedio.
-Pero mamá, ya están viejitos los dos como para que peleen como niños.
-Si yo sé, pero no me escucha.
-Pásame al papá.
-¿Aló?
-Viejo, no hagas rabiar a la vieja, tómate el remedio.
-Si yo no necesito remedios, me siento bien.
-Pero hazme caso, viejo, no seas porfiado.
-Ah!
-Viejo, ella es la que después tiene que acarrearte al doctor y todo eso. Acuérdate que te cargan los hospitales.
Silencio en la línea.
-Bueno, ya... me voy a tomar la pastilla, pero que te quede en la consciencia que siempre le das el favor a tu madre.
-Viejo, te quiero mucho, lo sabes.
-No me vengas con eso.
-Ya, dile a la vieja que le mando un beso. Chao.
-Bueno, ya, chao.
Bip en la línea y seguía en la autopista. El cielo se cubrió de estrellas y aún estaba manejando en línea recta. Se hizo tarde y no quería llegar a oscuras a casa. Es más triste cuando no hay alguien que te espere. Tal vez arrendar una película o leer un libro de aventuras sería un buen panorama.
Ring de nuevo.
-¿Leopoldo?
-Hola Gustavo.
-Hola viejo, ¿qué pasó que no viniste a la fiesta ayer? te esperábamos con unas chicas de miedo.
-No, tuve que trabajar.
-Pero hombre, así nadie puede. ¿Cuándo vas a conseguir polola?
-Bueno, si va a ser como la Tita, no gracias.
Risas en ambos extremos de la línea.
-Compadre, se le echa de menos.
-Gracias, yo también.
-Pero hágase un tiempo y viva la vida.
-Lo sé pero por el momento todo es difícil. La pega, el departamento, el Mundito que está cada día más exquisito, la Tita y sus atados, todo es complicado.
-Ya, no te doy más lata. Llámame cuando estés en la casa mejor.
-Ok... y gracias por llamar.
Las luces de la autopista dibujaban líneas traviesas que Leopoldo veía por el rabillo del ojo. Si hubiesen menos luces pequeñas y más grandes en su vida, sabría hacia donde ir.
De pronto un ruido ensordecedor movió su vehículo, lo hizo agitarse y vibrar muy fuerte. El volante no respondía y comenzó a dar giros en el pavimento. Quiso frenar pero el auto no obedeció, se mandaba solo, estaba poseído. Su vida pasó ante sus ojos, su matrimonio, su hijo adorado, sus padres ya viejos y enfermos, su amigo del alma, la buena vida, el trabajo, los sueños, la esperanza, todo. Soltó el freno de mano para no voltearse. Lo siento Mundito, no podré ir al zoológico, pensó.
FIN

(texto presentado en lanzamiento Revista El Puñal Nr. 2)

1 comentario:

  1. clap clap clap, ¡Muy bueno! te felicito, con el final me dolio el estomago, Jose.

    ResponderEliminar