Mi blog...

Por fin me he decidido a crear mi propio blog. Fue un paso difícil, principalmente por razones de tiempo pero ya estoy en la red. La finalidad de este espacio es compartir mis escritos y hacer comentarios respecto de lo que quiero expresar.

Estimados Navegantes, espero disfruten la visita por "mi esquina literaria" que también tiene otros temas que pueden ser de su interés. Mis saludos.


domingo, 17 de julio de 2011

La magia de Rufus

Los sonidos armónicos saliendo de las cuerdas de un desgastado violín, llenaban el entorno de la calle. La gente caminaba y se detenía a mirar al joven de ropa andrajosa que tocaba las notas cual virtuoso músico experimentado en una esquina. Sus dedos iban y venían por el puente del instrumento, con una soltura que los dejaba asombrados. La melodía envolvía sus corazones y era imposible no sentir la tristeza que emanaba del instrumento.

Las palmas resoplaron estruendosamente cuando el joven finalizó la pieza con lágrimas en los ojos. Todos los presentes dejaron su donación en el sombrero que reposaba sobre el piso. El joven de ropa andrajosa sin mirar el sombrero con el dinero recién ganado, se sentó en el suelo a mirar su entorno, como si no hubiese sido él quien fuera el centro de las miradas unos minutos atrás.

Las personas siguieron circulando y pronto quedó solo. Acariciaba con ternura su violín y sus ojos estaban perdidos en algún lugar de su mente.

A unos pasos alguien le observaba con atención.

***************************************************

El escenario ya estaba dispuesto para el concierto. El público expectante permanecía en silencio, mientras los músicos de la orquesta comenzaban a afinar sus instrumentos y esperaban la señal del director.

Rufus buscaba con la mirada a alguien en el público. Parecía inquieto. De pronto escuchó un estornudo y miró en esa dirección. Ahí estaba ella. Sonrió y tomó su violín con fuerza y respiró profundo. Estaba listo para comenzar.

El director pegó dos golpecitos sobre el atril y el sonido empezó a salir de los instrumentos. La armonía envolvía los oídos de los asistentes y les transportaba hacia recónditos lugares de su imaginación.

Rufus esperaba su turno con paciencia. Estaba concentrado y muy pendiente del momento justo para iniciar su intervención. Cerraba sus ojos y veía su rostro, su ser amado, su musa inspiradora.

El director dio la señal y Rufus tocó la primera nota, moviendo el arco con suavidad y los dedos con gracia y precisión. El muchacho, cual mago, ejercía su gran dominio en los movimientos y sonidos que cantaba su violín y se movía lentamente sobre el puente del instrumento buscando marcar con claridad los puntos musicales, transmitiendo la sensación que salía de su corazón. La audiencia podía palpar el sentimiento que afloraba del violín de Rufus, y muchos de ellos se dejaron llevar liberando más de alguna lágrima de emoción.

El concierto fue un éxito y Rufus abandonó el escenario entre vitoreos y aplausos. Bajó con cuidado la escalera y la buscó con la mirada. De pronto entre toda la gente, apareció su rostro. Rufus sonrio y esperó con paciencia que se acercara.

Ella logró llegar a su lado y extendió su mano.

-Te felicito, Rufus. Sencillamente hermoso... me hiciste llorar.
-Gracias, me alegra que te haya gustado.
-Mi amor, qué bueno que viniste - interrumpió una voz - ¿qué te pareció el concierto? - preguntó abrazando a la joven.
-Bello, eso mismo le decía a Rufus...- dijo ella abrazando al hombre.
-Pues sí, estuvo hermoso, me enorgullece ser el director de esta orquesta. Son verdaderos músicos de calidad. Sobre todo Rufus, tiene una facilidad para entregar las emociones que me impresiona.
-Gracias Adolfo, pero es trabajo en equipo, así que todos somos importantes en esto.

El hombre sonrió y pegó un par de palmaditas suaves en el hombro del muchacho.

-¿Nos vamos querida?
-Claro - y dirigiéndose a Rufus - que estés bien y nos vemos pronto.
-Sí, claro Adele, que les vaya bien.
-Mañana a las 9:40 es el ensayo general, nos vemos - dijo el director.
-Nos vemos.
-Ah! y el 25 te esperamos con tu violín y tu mejor traje, ¿eh? - Se devolvió Adolfo.
-¿El 25 de este mes? y ¿para qué sería?
-Necesito que nos toques un bello tema, Adele y yo nos casaremos ese día.

Un balde de agua fría cayó sobre Rufus. Sintió que el corazón se le partía en mil pedazos.

-Felicidades - logró decir luego de un breve momento.
-Gracias - respondió Adolfo.

Adele le miró sonriente y se despidió de él con cortesía, como siempre. Luego desaparecieron entre la multitud. Rufus sintió que ya nada más tenía que hacer ahí y cayó en un estado de abstracción evidente. Las emociones se agolpaban en su corazón con fuerza. Su mente estaba en las frases que había oído, Adele se casaría con Adolfo, ya nunca podría decirle lo que anhelaba, revelarle sus sentimientos. Sus compañeros músicos le hablaban pero él no respondía. Parecía estar ausente. Salió del lugar con paso lento y caminó hasta llegar a la calle, sin mirar a ningún lado se detuvo en la mitad. No parecía escuchar los bocinazos ni los gritos de la gente para que saliera de ahí. Cerró sus ojos y levantó su violín. Inhaló profundo y comenzó a tocar las notas más tristes que pudiesen salir de su corazón. Los vehículos hacían malabares para no golpearle y los conductores le gritaban por la ventanilla para que saliera de la mitad de la calle. Pero Rufus estaba demasiado abstraido en su dolor. De pronto, lo inevitable, luces brillantes, el ruido de los neumáticos tratando de frenar y un golpe sordo acabaron con la bella melodía de Rufus.

***************************

El joven de ropa andrajosa seguía sin moverse de su lugar. La persona que le observaba se acercó lentamente hasta sentarse a su lado.

-Hola - saludó una voz femenina.

El muchacho no devolvió la mirada.

-Te traje un sandwich y una bebida. Tienes que alimentarte. También te traje ropa limpia.

Seguía sin mirarle. La joven comenzó a llorar.

- Rufus, soy Adele...

Pero el muchacho seguía sin mirarla. Entonces ella tomó su mano y logró captar su atención. Unos ojos enfocándose en su rostro por unos segundos pero no demostrando siquiera haberle reconocido. En un intento desesperado, Adele apretó su mano con fuerza pero Rufus no reaccionó. Ella intentó sonreirle.

-No impota Rufus, siempre estaré aquí para ti. No voy a abandonarte.

Adele abrazó a Rufus pero él continuaba abstraido en su mundo, donde la música y un amor del pasado ocupaban todo su tiempo.

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario