Mi blog...

Por fin me he decidido a crear mi propio blog. Fue un paso difícil, principalmente por razones de tiempo pero ya estoy en la red. La finalidad de este espacio es compartir mis escritos y hacer comentarios respecto de lo que quiero expresar.

Estimados Navegantes, espero disfruten la visita por "mi esquina literaria" que también tiene otros temas que pueden ser de su interés. Mis saludos.


sábado, 30 de julio de 2011

El baile final

Los movimientos circulares de los dedos contrastaban con la tensión de los brazos en alto, como si la energía estuviese estancada y no lograra llegar a sus manos. Su espalda estaba recta, su pecho abierto y sus piernas experimentando la fuerza del movimiento siguiendo el compás de la guitarra. Pronto sus pies comenzaron el zapateo tan esperado y sus dedos mostraron ya tensión, como si la electricidad saliera de todo su cuerpo.

Marietta giraba una y otra vez alzando los brazos y zapateando con violencia y con estilo, el grupo de personas que la rodeaba comenzaba a aplaudir siguiendo el ritmo de la música que salía de la guitarra principal. De sus ojos caían lágrimas, la emoción en su pecho era muy intensa, sin embargo no perdía el ritmo y sus movimientos eran cada vez más apasionados.

Pronto todo el grupo de personas comenzó a imitar sus movimientos y ella continuó bailando y observándolos desde su metro cuadrado.

-Vamos, eleven ese pecho como si ya no pudiesen más con esa pasión que los embarga, eso, el zapateo es importante, que lleve el ritmo, muy bien… - decía Marietta limpiando sus lágrimas y en voz alta para que toda la clase le escuchara.

El grupo de personas se movía buscando entrar en el ritmo que llevaba el cuerpo de Marietta pero muchos de ellos no podían dar con el golpe eléctrico que emanaba de su profesora al moverse.

-Flamenco es un baile de pasión, conéctense con él, con ese sentimiento que está arraigado en el corazón de todas las personas, luchen con todo para encontrarlo…

Los alumnos seguían intentando buscar eso que les indicaba la maestra. Marietta les miraba con detención y sonreía al ver que muchos ya iban entrando en la emoción.

-Excelente no lo pierdan, sigan peleando por su espacio, que nadie se los quite, vamos zapateo, zapateo… piensen en ese amor que sienten, que se manifieste la pasión, vamos, vamos…

Pronto el guitarrista finalizó los compases y todos se detuvieron como lo indicó Marietta.

-Muy bien, excelente, los felicito. Nos vemos el jueves a la misma hora y que tengan un lindo fin de semana.

El grupo de personas salió extasiado del salón, comentando unos con otros lo que había significado esta experiencia para ellos.

Pronto entró un joven de cabellera larga y Marietta sonrió al verlo. El guitarrista se levantó de su asiento y se acercó a ella diciéndole:

-Espero que sepas lo que haces, no quisiera verte herida.

Marietta le devolvió una sonrisa y dijo:

-Es la pasión Fermín, no puedo con ella, lo sabes.

Fermín sonrió, movió la cabeza y salió con paso firme pero dándole una mirada de ira al joven de cabello largo que se dirigía a Marietta.

Cuando el salón estuvo vacío y el joven había llegado a su lado, la tomó por la cintura y ella mirando el reflejo de ambos en el espejo del salón puso sus manos en el cuello del muchacho. Pronto un suave balanceo, como si hubiese música de fondo, ambos giraban sin despegarse. Los labios de él se acercaron a su oído y murmuraban algo que la hacía sonreír aún más. Pronto fueron bajando por su cuello y llegaron a sus labios donde se quedaron por un largo rato.

-¿Todo listo para la presentación de mañana? – preguntó ella.
-Sí – dijo el joven – No puedo dejar de tiritar de nervios pensando en lo que será danzar contigo en el escenario.
- Vamos Francisco, no soy una eminencia ni una diosa.
- Lo eres para mí, te admiro con todo mi corazón y lo sabes.

Marietta sonrió. ¿Qué había hecho para merecer que ese joven tan bello se enamorara de ella, una mujer madura?

Las luces daban un aspecto lúgubre al escenario. El público aguardaba expectante en las butacas del gran teatro.

Marietta vestía un hermoso traje rojo lleno de encajes y ruedos, lista para la presentación. A su lado Francisco de camisa blanca, pantalones negros y el cabello recogido en un moño. Pronto Marietta salió al escenario y sus movimientos eléctricos y llenos de pasión extasiaron al público que no podía dejar de mirar a tan experimentada bailarina haciendo de las suyas, poseída por el ritmo de la música que salía de la guitarra de Fermín, quien en una esquina del escenario le observaba lleno de admiración.

Marietta concentrada en sus movimientos giraba y giraba sin dejar de zapatear. Pronto se detuvo en seco mirando hacia bambalinas. Ahí, en un costado, vio a Francisco abrazando a otra de sus alumnas. Trató de volver a su baile pero la curiosidad podía más. Giró y giró y pronto volvió a detenerse mirando hacia donde los había visto… ahora se besaban apasionadamente… ella no entendía qué sucedía, si hasta ayer Francisco le había jurado amor. Marietta volvió a bailar sintiendo la ira salir de su corazón.

Fermín miraba con preocupación la desconcentración momentánea de Marietta pero continuaba el rasgueo de su guitarra, buscándola con la mirada y tratando que ella volviera a la presentación.

Marietta sintió que se le partía el corazón y que el golpe eléctrico que recorría su cuerpo era demasiado para ella, sin embargo, no dejó de bailar, zapateaba con más fuerza.

Pronto los compases indicaron la entrada de Francisco al escenario. Este entró y danzó como nunca junto a Marietta, quien le miraba confundida y acarreando la gran pena del desengaño. Cuando Francisco intentaba acercarse a ella, Marietta lo empujaba con evidente ira y el público aplaudía a rabiar porque la emoción iba a la par con la presentación.

Fermín aún pendiente de los movimientos de Marietta, sabía que algo no andaba bien. Ella parecía poseída por algo y no se detenía, danzando movilizada por un sentimiento que él no podía reconocer, luego de años de trabajar juntos.

Francisco confundido buscaba los ojos de Marietta, pero ella no le miraba y se alejaba de él cada vez que intentaba acercarse. Pero pronto las emociones fueron demasiado para ella y en un instante en que la pasión salía a borbotones de los bailarines en el escenario, Marietta sintió un fuerte dolor en su pecho y cayó desvanecida.

La gente en un comienzo pensó que era parte del espectáculo pero al ver a Fermín abandonar su guitarra para correr a su lado, se dieron cuenta de que era real.

-¡Marietta! ¡Marietta! – llamó Fermín levantando su cabeza del suelo con cuidado.

Ella abrió sus ojos y al ver el rostro de Fermín sonrió. Giró su cabeza para mirar a Francisco el que la miraba asustado.

-Gracias por este último baile… -les dijo.

Fermín miró a Francisco y éste devolvió la mirada de confusión. Marietta abrió sus ojos una vez más y se detuvo en las luces del escenario, respiraba con dificultad y sentía que el corazón iba perdiendo el ritmo, quería bailar, quería mover su cuerpo aunque fuese por última vez, que Fermín tocara su guitarra y que Francisco danzara con ella… respiró profundo, cerró sus ojos y se alejó de su cuerpo dejándolo todo en el escenario.


FIN


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