Mi blog...

Por fin me he decidido a crear mi propio blog. Fue un paso difícil, principalmente por razones de tiempo pero ya estoy en la red. La finalidad de este espacio es compartir mis escritos y hacer comentarios respecto de lo que quiero expresar.

Estimados Navegantes, espero disfruten la visita por "mi esquina literaria" que también tiene otros temas que pueden ser de su interés. Mis saludos.


martes, 9 de noviembre de 2010

El dilema

Manu observaba la pantalla de su celular con impaciencia. Hacía cinco segundos que la había mirado, pero había decidio volver a chequearla por si las dudas. Ningún llamado todavía. Suspiró profundamente y sin soltar el aparato de sus manos, se levantó de su asiento. Se dirigió hacia la cocina y bebió un vaso de agua. Sentía el estómago tan apretado que parecía que el brebaje le quemaba las entrañas. Sabía que tenía que calmarse porque en cualquier minuto llamaría Pascuala.

El celular sonó. Manú miró la pantalla y suspiró aliviado.

- ¿Aló?
- Manu, ¿ya se lo dijiste?
- Hola Paco. No, no me ha llamado... tampoco ha llegado.
- Manu, tienes que calmarte, suenas muy nervioso.
- Sí, estoy ansioso, ya quiero pasar por esto de una buena vez.
- No me digas eso que ya no te lo creo. Lo has intentado tantas veces pero siempre te quedas en silencio y no le dices nada.
- Lo sé Paco, lo sé... no es fácil. Es que la conozco tan bien.
- Hum... sí ese podría ser tu conflicto más grande, porque de no conocerla tan bien, ya te habrías atrevido.
- Sí, lo sé - le tiritaba la voz - tengo el estómago hecho pebre.
- Vamos viejo, cálmate, ¿qué podría salir mal?
- Pues nada, ¿verdad? que me rechace sería poco, ¿no es cierto? - dijo en tono irónico.
- Bueno, no lo tomes así, Pascuala no te haría eso.
- Es que la conozco, sé que ha luchado mucho por surgir y un tipo simple como yo no sería precisamente su primera opción romántica.
- No te tires al suelo, date ánimos y repite conmigo: "me la merezco".
- Ok, "me la merezco" - cerró los ojos y agregó de inmediato - no puedo decírselo, Paco, se me aprieta el estómago, creo que voy a vomitar...
- ¡Pero Manu! sé un hombre y dílo, como salga, que no te importe, sólo dilo, si sigues guardando esto por más tiempo te hará daño.
- Ok, ok, ok.

El sonido del timbre interrumpió la conversación.

- Paco, debe ser ella
- Tranquilo Manu, respira profundo y sólo dilo.
- Ok - dijo tratando de tranquilizarse- gracias Paco.
- Suerte amigo, luego me llamas.
- Bien, te llamo.

Cortó el teléfono y como pudo llegó a la puerta. Se tomó unos segundos para trabajar la expresión de su rostro y abrió la puerta con serenidad. En el pasillo se encontraba una muchacha de ojos claros, cabellera desordenada y jeans ajustados que le miraba sonriente.

- Hola Manu - y tiró los brazos al cuello del muchacho abrazándolo con fuerza.
- Hola Pascuala, qué rico verte - Suspiró profundo mientras duró el abrazo y luego que se separaron le dijo - pasa por favor.
- Gracias. Oye, traje una ensalada desde mi casa, espero no te importe porque sé que tú comes sólo carne, jejeje.
- Sí, bueno, no era necesario, tengo lechuguita de la que te gusta.
- Jajaja, sí, bueno, amo la lechuga.

Una vez dentro, la muchacha se dirigió rápidamente a la cocina, sacó un recipiente de plástico y depositó el contenido sobre una fuente. Manu calentó la olla y una vez sentados en la mesa para almorzar, sintió que no podría comer nada.

- Manu, estás pálido, me preocupas, ¿qué te pasa?
- Nada Pascuala, son tus ideas.
- No me mientas, te conozco muy bien. Dime ¿qué sucede?, has estado tan raro últimamente.
- Pues yo... quería... decirte... que... bueno...
- ¿Qué pasa?
- No me interrumpas por favor, me cuesta mucho decírtelo.
- Es que no me dices nada y te juro que no te entiendo, sabes que somos amigos hace años y que puedes decirme lo que quieras, pero ¿por qué esa manía de balbucear y no decir nada en concreto?
- Pascuala déjame hablar, es importante.
- Bueno, dále, escucho.

Manu la miró unos segundos. Ahora tenía toda la atención de Pascuala, era el momento para hacerlo.

-Pascuala nos conocemos hace tiempo... y...
-Manu, eso ya lo sé...
-No me interrumpas, Pascuala - subió la voz Manu.

Ella lo miró anonadada y se quedó en silencio.

-No he podido dejar de pensar en ti - dijo por fin.
-Sí, es natural, somos amigos y te preocupas por mi, pero te aseguro que...
-¡Pascuala, estoy enamorado de ti!

Silencio absoluto... la muchacha soltó el tenedor y éste se azotó contra el plato, lo que había producido un sonido sordo en la habitación.

Manu la miraba asustado... no podía imaginar cómo reaccionaría ella luego de tremenda bomba que él había soltado.

-¿Por qué, Manu?

El abrió los ojos y suspiró profundo.

-No, Manu, explicame por qué, ¿dime por qué te demoraste tanto en decirlo?

FIN

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